
Elisa Nieto se casó a los 23 años, justo cuando acababa de graduarse de la universidad y empezaba su carrera profesional. Había conocido a su futuro esposo mientras estudiaba, pero apenas unos años después, ya estaba reconsiderando su decisión. La historia de Elisa es solo una entre las 23.278 que reflejan la realidad de muchos jóvenes ecuatorianos que decidieron unir sus vidas en matrimonio durante 2023.
El caso de Elisa no es único, pues decidió poner fin a su matrimonio al cumplir los 26 años, mientras que su esposo tenía 33. Esta diferencia en las etapas de vida y expectativas en torno al matrimonio es una de las razones por las cuales, cada vez más, los jóvenes en Ecuador deciden casarse a edades más avanzadas, o incluso, reconsideran el matrimonio como un compromiso a largo plazo.
Las estadísticas muestran que la edad promedio de los contrayentes en Ecuador sigue en aumento. Los jóvenes, especialmente aquellos entre 18 y 24 años, están postergando el matrimonio, ya sea para enfocarse en su educación, desarrollar su carrera o simplemente porque las dinámicas de las relaciones han cambiado en las últimas décadas.
El incremento de la edad promedio al casarse también refleja una mayor conciencia sobre la importancia de la estabilidad emocional y económica antes de asumir el compromiso del matrimonio. Al mismo tiempo, evidencia la evolución de la sociedad ecuatoriana, donde los valores tradicionales están siendo reevaluados por las nuevas generaciones, que buscan un balance entre sus metas personales y las expectativas sociales.
Este fenómeno se suma a una tendencia global en la que las personas tienden a casarse a edades más avanzadas, en comparación con décadas anteriores. En el contexto ecuatoriano, esta tendencia se acentúa con los desafíos económicos y las nuevas dinámicas de pareja, que influyen en la decisión de formalizar una relación.
El caso de Elisa y las miles de jóvenes como ella, reflejan cómo el matrimonio, una institución que históricamente ha sido vista como un paso natural en la vida adulta, está siendo reinterpretada por los jóvenes en el Ecuador actual. Con un panorama en constante cambio, las decisiones de las nuevas generaciones sobre cuándo y por qué casarse, seguirán siendo un tema de interés y análisis en los próximos años.